“Gracias a los aditivos para cemento innovadores y de alto rendimiento, se contribuye a la reducción global de las emisiones de CO2”.
La producción de cemento se encuentra entre las mayores fuentes de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, generando aproximadamente el 7% de las emisiones globales de CO2.
Se estima que se producen tres toneladas de concreto por persona, por año a nivel mundial; esto equivale a 23 mil millones de toneladas, lo que lo convierte en el material de construcción más consumido. Si bien el carbono incorporado por peso del concreto es bajo en comparación con otros materiales de construcción, el volumen de material producido a nivel mundial hace que tenga la huella de carbono más alta.
Un componente clave del concreto es el cemento, que es responsable del 85-90% de las emisiones totales de CO2 en la producción de concreto. Hoy en día, la industria del cemento es el tercer mayor consumidor de energía y se estima que su producción, con 4500 millones de toneladas producidas por año, representa hasta el 7 % de las emisiones mundiales de CO2 provocadas por el hombre.
Dicho esto, y para hacernos una idea más cercana del impacto que este proceso genera en el medio ambiente, por cada 1000 g. de cemento que se produce en el mercado, cerca de 900 g son de CO2.
Las emisiones de la electricidad consumida por las operaciones de molienda son solo un componente de las emisiones totales de la fabricación de cemento, de hecho, casi el 90% de los gases de efecto invernadero son emitidos por los hornos de cemento durante la fabricación del clinker, el componente principal del cemento. Las materias primas, principalmente piedra caliza, CaCO3 se descomponen en óxidos y CO2 mediante la adición de calor.
Una herramienta poderosa para reducir el impacto ambiental del cemento y por lo tanto, del concreto, es la sustitución del clinker por materiales cementantes suplementarios (SCM). Los materiales, como las cenizas volantes, la escoria, la piedra caliza y la puzolana, contribuyen a las propiedades de endurecimiento del cemento a través de la reacción puzolánica o el efecto de relleno; los SCM tienen mucho menos carbono incorporado que el clinker, ya sea como producto o como desecho de otras industrias.
Por lo general, los SCM dan como resultado un rendimiento reducido en comparación con el cemento debido a una reducción de la resistencia mecánica en las etapas temprana y tardía del envejecimiento del concreto.
De acuerdo con Alejandra Diaz, HSEQ Manager de Mapei Colombia, “desde el 2001, Mapei introdujo una división de aditivos para el cemento, una línea dedicada a brindar soluciones sustentables para el procesamiento y producción de cemento que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Entre los principales beneficios que brindan estos aditivos es que están formulados para cerrar esta brecha de desempeño al mejorar la resistencia del cemento, además de ofrecer una trabajabilidad y un tiempo de fraguado mejorados.
De igual manera, están adecuados para su uso en molinos tubulares y verticales, los cuales reducen las fuerzas de energía superficial generadas en los granos de cemento durante la trituración, aumentando de esta manera la producción (toneladas/hora) de los molinos de cemento hasta en un 20%.
Este aumento conduce a una reducción de la energía específica (kWh/ton) necesaria para producir cemento y, en consecuencia, a una disminución de las emisiones de CO2 generadas por electricidad para producir una tonelada de cemento.
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